Hoy agradezco por muchas cosas. Agradezco a mis estudiantes porque poco a poco me han enseñado a ser una persona más detallista y cariñosa. Yo era muy duro, pero ellos todos los días llegan sonriendo a abrazarlo a uno, y siempre con regalos: llegan con mangos, con limones, con florecitas que recogen del camino. También le agradezco a RESPIRA, porque me ha enseñado a escuchar. Yo, con todos estos años que tengo, hasta ahora me estoy dando cuenta de lo importante que es escuchar de verdad al otro. Siento que eso es todo lo que hace falta para estar mejor con mis estudiantes, con mi familia, con todos.
RESPIRA en Educación
Exploramos muchas herramientas y estrategias para cultivar la compasión, empatía, gentileza y bondad, además de aprender a regularnos desde el amor. Siendo valores tan grandes y complejos, mi mayor aprendizaje es crear conciencia alrededor de hábitos que me lleven a desarrollarme como un mejor ser humano. Esto para decir que, aunque no noto un antes y después drástico, siento que esta experiencia hace parte de un caminar importante para mi vida en estos momentos. Aprecio las pequeñas (r)evoluciones y estoy muy agradecido de las semillas que sembré en este curso gracias a su acompañamiento.
Tener una mente más tranquila (no darle importancia al pasado ni al futuro; vivir el momento presente). Obrar más con el corazón y no con la razón (incorporar a mi vida palabras amables, amorosas, generosas, gratificantes). Valorar y apreciar el silencio. Encontrar la conexión entre mi cuerpo y la mente. Sentir lo gratificante, refrescante y sanador que es para mi cuerpo, inhalar y exhalar. Saber escuchar (ahí encontré lo valioso del silencio). Ver la vida con compasión, gratitud y generosidad.
Hace unos días mi hermanito menor tuvo una rabieta con llanto y gritos fuertes que mi mamá no podía controlar, entonces ella estaba estresada y con mucha angustia. Entonces yo le dije a mi hermanito que contará de 1 a 10 despacio y respirando juntos, y le mostré. Cuando terminamos, él se calmó y todo volvió a ser normal. Mi hermanito retomó sus juegos con ganas y sonriente como si nada hubiera pasado. Mi mamá quedó sorprendida y desde ese día respiramos todos juntos en la noche.
Nosotros vivíamos en una vereda de muchos conflictos. En mi familia nos mataron hermanos, familiares… me mataron a mi esposo que ya tiene un año [de muerto]. Entonces uno queda con la mente sucia; decía: ‘¿será que uno cobra venganza?’ Entonces RESPIRA apareció en esos momentos y la facilitadora nos explicó lo que nos pasaba. Lloramos; ella nos decía que nos relajáramos a pesar de nuestro dolor. Y así fue.